La crisis del jacinto de agua causa estragos en el lago Victoria y devasta la economía pesquera local

Ogiro Fannuel, un pescador local de la playa de Luanda Konyango, estaba de pie a orillas del lago Victoria, con sus manos curtidas extendiendo cuidadosamente sus redes de pesca. Mientras trabajaba, desenredando nudos con diligencia, hablaba consigo mismo con el corazón apesadumbrado.

“Una vez, estas aguas estaban llenas de vida, llenas de peces que sustentaban a nuestras familias. Ahora, la implacable invasión de los jacintos ha asfixiado nuestro amado lago, dejándonos luchando por sobrevivir”, susurró Ogiro.

Esto se produjo después de una estancia de 16 horas en el lago sin lograr una captura exitosa. Las largas e infructuosas horas eran evidentes en sus ojos, mientras luchaba por mantenerlos abiertos.

Su voz temblaba con una mezcla de tristeza y frustración al recordar tiempos de abundantes capturas y prosperidad. Ahora, el lago que alguna vez fue vibrante reflejaba la desolación en su corazón, haciéndolo preguntarse sobre la esperanza que quedaba para él y sus compañeros pescadores.

La difícil situación de los pescadores del lago Victoria

Durante más de un siglo, la comunidad que rodea el lago Victoria ha dependido de sus aguas no sólo para uso doméstico sino también con fines económicos. Sin embargo, la reciente invasión del obstinado jacinto de agua se ha convertido en una amenaza, robándoles su principal fuente de ingresos y contaminando las aguas del lago.

La amenaza del jacinto: un lago sitiado

El jacinto de agua, que plaga el lago de agua dulce, se ha convertido en una de las mayores pesadillas a las que se ha enfrentado el lago en los últimos años. Es una planta acuática perenne que flota libremente. El lago Victoria, también conocido como “Nam Lolwe” en el dialecto local luo, se extiende por tres países: Kenia, Uganda y Tanzania. En Kenia, cuatro condados luo se encuentran a orillas del lago Victoria y sus habitantes han sido pescadores desde la antigüedad.

El lago Victoria es uno de los recursos de agua dulce más importantes y representa casi la mitad de la producción pesquera total de Kenia. En la playa de Luanda Konyango, en el distrito norte de Kadem, subcondado de Nyatike del condado de Migori, los efectos del jacinto han suscitado historias desgarradoras de declive económico en los medios de vida de la comunidad pesquera local.

Impacto económico y lucha comunitaria

La pesca, principal actividad en la pequeña playa de Luanda Konyango, se ha visto gravemente afectada por la amenaza cada vez mayor del jacinto, que se reproduce rápidamente y ya ha consumido las tres cuartas partes de la playa.

El otrora bullicioso mercado ya no atrae clientes y traders buscan perca del Nilo, tilapia, pez fango y sardinas, comúnmente conocidas como Omena. El jacinto ha bloqueado el acceso a la playa y al lago principal, dejando el agua de la playa inutilizable para el consumo humano y animal debido a los altos niveles de contaminación.

La presencia de jacinto de agua aumenta la incidencia de enfermedades, ya que constituye un caldo de cultivo para mosquitos y otros insectos. Esto conduce a más casos de erupciones cutáneas, tos, malaria, encefalitis, trastornos gastrointestinales y bilharzia/esquistosomiasis. El jacinto de agua también interfiere con el tratamiento del agua, el riego y el suministro de agua.

Esfuerzos para combatir al invasor verde

Ogiro señaló que el jacinto bloqueó el acceso al lugar de desembarco, lo que obligó a los pescadores a perder horas navegando por un tramo de 300 metros para acceder al lago. En los días de viento, las fuertes corrientes de aire y las olas empujan sus embarcaciones hacia la densa vegetación de jacintos y papiros, lo que supone un riesgo de ahogamiento.

Esto también los expone al peligro de ser atacados por las despiadadas criaturas acuáticas que se esconden bajo la densa cubierta vegetal. El efecto jacinto ha destruido los equipos de pesca, ha reducido drásticamente las capturas de peces y ha proporcionado hábitats para peligrosos animales acuáticos y reptiles como cocodrilos y serpientes venenosas.

"A veces nos quedamos atrapados en el jacinto durante horas debido a la mala visibilidad desde el lugar de aterrizaje y el lago principal", dijo Ogiro.

Explicó que las hélices de los motores de los barcos dañadas en las aguas infestadas de jacintos han generado gastos innecesarios, reduciendo los ahorros que tanto les costó ganar. La reducción de los lugares de desembarco debido al jacinto de agua ha provocado congestión en las playas, lo que hace que sea inseguro para los pescadores desembarcar en las pocas playas operativas.

Las aguas de las que depende en gran medida la comunidad circundante han sido contaminadas y los lugareños ya no tienen agua potable para el consumo humano y animal.

Alice Adhiambo, pescadera en la playa de Luanda Konyango, lamenta que en los últimos cinco años las capturas de pescado hayan disminuido debido al jacinto de agua. "Hace cinco años pescábamos peces muy grandes, cuando la playa estaba libre de malas hierbas, pero el aumento de los jacintos ha empeorado la situación en términos de pesca", se lamenta Adhiambo.

Según ella, la otrora animada playa del mercado ya no atrae clientes y traders que se quejan de que las capturas son demasiado pequeñas, lo que hace económicamente inviable viajar 50 kilómetros desde la ciudad de Migori.